Cuando empezamos a pensar este trabajo se nos impuso una pregunta. ¿A qué género pertenece The Office? En esos días presenciamos una charla del director Alejo Hoijman, él había realizado el documental Unidad 25, sobre una cárcel evangélica. Reivindicaba su documental como “cine”, diferenciándolo de los documentales informativos o periodísticos. No aparecen entrevistas en su película, no hay tampoco un relator en off. Había buscado un personaje protagonista, otros secundarios, había pensado una estructura clásica, con una introducción, un desarrollo y un desenlace. La cámara se limita a observar sin intervenir (claro que hay una montaje y una elección de planos, pero esa es otra discusión). Así como hay películas que utilizan escenarios naturales o decorados reales, a este documental se lo podía pensar como una película que utilizaba, además de todo esto, personajes reales e historias reales. Él insistía en pensar las fronteras entre documental y ficción como difusas, como un terreno no delimitado donde uno se podía mover libremente, pero siempre se reivindicaba como una persona que hace cine.
En este discurso encontramos un primer punto de apoyo para pensar The Office. Sin duda es en este terreno ambiguo donde se mueve la serie. Hay coincidencias como esta cámara observadora, presente (porque no es ignorada por los protagonistas) pero no interventora, que no desaparece pero tampoco se hace explícitamente visible en el espacio físico. Hay también diferencias que pensamos como un entrecruzamiento de recursos, cosas del documental en la ficción y cosas de la ficción en el documental. Así como este último no tenía entrevistas ni personajes hablando directamente a cámara, la serie los tiene, y los usa como uno de sus recursos narrativos más frecuentes.
The Office se le escurre a los géneros, no se deja encasillar como un falso documental, ni como un falso reality, ni siquiera podemos llamarlo Sitcom como algo obvio, porque trasgrede el formato. Para lograrlo hace una inteligente y audaz utilización de los recursos de la que hablaremos mas adelante. De lo que no cabe la menor duda es que estamos frente a un gran simulacro. Pero no podemos decir un simulacro de qué. En este punto entra a los gritos en nuestro trabajo lo que dice Jameson al respecto: “Simulacros: la copia idéntica de la que jamás ha existido el original”. Esta definición se nos hace perfecta. Ante la serie tenemos esa conciencia de copia, ese aire a repetición (a parodia podríamos decir adelantándonos un poco), la sensación de que estamos viendo una nueva versión de algo, de que hay una alusión constante a un pasado, pero no logramos encasillar ese pasado, no logramos asirlo. Se nos escapa de las manos una y otra vez porque no le podemos encontrar la lógica, no sabemos a que nos estamos ateniendo.
1 comentario:
Muchachos, quiero felicitarlos por el blog. Gran serie eligieron para su trabajo, y otras grandes obras para compararla.
Me alegra saber que los responsables de las criticas del Cievyc tengan un paladar fino (especialmente porque tambien estuvieron analizando mi corto en este festival).
Sigan asi, y suerte.
Por supuesto que no voy a develar mi identidad porque no quiero influenciar vuestra evaluacion sobre algun futuro proyecto mio. Pero si creen que la influencia podría llegar a ser positiva, avisenme que me identifico rapidamente.
No, en serio, muy bueno todo.
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